miércoles, 11 de noviembre de 2009

Edgar W.
“¡Para respirar con libertad y que las necesidades sean suplidas como se debe!”, reclamaba un personaje en la televisión mientras una gran muchedumbre lo rodeaba , el niño debajo de la mesa tomaba las arañitas con paciencia y las colocaba sobre sus manos, luego las dejaba que ellas suban caminando por su cuerpo, su hermana aterrorizada salía corriendo porque le tenía miedo a las arañas y le decía a su madre: “ má, allá está otra vez jugando con arañas, no hay quien lo saque de ese hueco” y van a toda prisa, la una detrás de las faldas y la otra con temple y amor lo llamaba, él con su cuerpo enmarañado en telarañas sale del hueco y con ternura pero a la vez con un aire de seriedad le dice: mamá las arañitas no hacen daño, mientras una araña pasaba por su frente y él con cariño la toma y la lleva debajo de la mesa, su madre un poco asustada lo toma del brazo, le quita la ropa y lo lleva al lavadero, allí lo sienta y luego lo baña. Tiene por naturaleza los ojos tristes, se dice por “naturaleza” porque cuando estaba en el vientre no le colocaban música de Mozart, ni de Beethoven, ni porque nadie abrazaba la barriguita de su madre para hablarle, lo único que escucho fueron peleas y lamentos, porque su madre como todas tuvo la posibilidad de no dejarlo nacer y sin embargo con ternura sobaba su barriguita y lloraba hasta que se quedaba dormida, él nunca se movió, mucha gente le decía a su madre que estaba muerto, pero ella sabía que no. Vivía acurrucado allí adentro como un animal a la defensiva y al final salió, pero lo primero que asomo fueron las piernas y no la cabeza como todo mundo.
Ahora tiene seis años, es pálido, no sale mucho de su casa y en su cuarto tiene su propio mundo, el techo está lleno de arañas y en una esquina de su cuarto tiene una caja donde todo los días después de comer saca un tarro de la nevera con leche condensada y vierte un poco en la caja, se esconde en un rincón y espera, de pronto en medio de la oscuridad la luz de la luna que entra por la ventana se empieza a reflejar en sus alas, son las alas de miles de cucarachas que van entrando por debajo de la puerta, buscan su lugar en la caja para al menos tener un sorbo de tan preciado liquido, él sale de las oscuridad y su sombra parece un animal extraño, se acerca lentamente hasta la caja y con unas pinzas empieza a tomar las cucarachas y a depositarlas en un frasco, ya cuando ha tomado las suficientes se esconde de nuevo, después del festín las cucarachas parten sin darse cuenta que unas ya no están, será porque la llenura no las deja pensar. Al frasco que tiene las cucarachas le quita la tapa y luego toma un embudo y le da rosca con el frasco, el otro extremo del embudo lo introduce en una manguera que se ajusta perfectamente, la manguera sube por todo su cuarto y luego se divide en muchas más mangueras, las cuales terminan en diferentes telarañas, las arañas se agrupan como de costumbre a la misma hora y esperan en cada terminación de cada manguera a que las cucarachas salgan. En su armario no hay colores, su ropa es una aglomeración de colores nocturnos, parecen el disfraz necesario para mimetizarse entre las sombras y allí en los últimos cajones están los zapatos que más le gusta, cuando se los pone se siente más grande que su madre y que los otros niños, parece que nada tocara sus piernas.
Es su primer día de clases en el colegio, su madre está en la cocina preparando su lonchera, él en calzoncillos se monta al lavadero y se baña, su madre lo carga con la toalla, lo lleva hasta la sala donde está el uniforme nuevo y listo para ser utilizado, se lo pone y luego los zapatos, no son los zapatos del colegio, son sus zapatos, su madre no le dice nada porque sabe lo mucho que le gustan. Su madre prepara su desayuno, mientras él toma un lápiz y comienza a dibujar túneles, porque le gustan mucho los túneles, su madre le da la comida mientras el dibuja los túneles, a su madre todo le parece igual, una margen blanca y un punto semi ovalado que comienza en una esquina y termina en otra, pero para él son túneles y más que nadie sabe que todos conducen a lugares fantásticos y con los ojos caídos y tristes mira a su madre que desconcertada le da la comida.

sábado, 17 de octubre de 2009

Sin titulo

Hay quienes hayan razones para vivir en este mundo, a esos los felicito, hay otros que con todo derecho hayan razones para morir, a esos los admiro.

Gloria se levanta todos los días a la misma hora, en su cuarto todavía se encuentra la misma decoración de una fiesta de cumpleaños de hace cinco años atrás, fue una fiesta a reventar, vino toda su familia con una torta de dos pisos y colocaron muchas bombas por toda la casa, fue un día inolvidable, con muchas risas y música, es por eso que gloria no lo quiere olvidar, y como una sombra reminiscente de su pasado va guardando las cosas bonitas en su cuarto, bajo llave para que sigan intactas como en su memoria.
Nunca tuvo hijos, lo que pudo ser hijo se quedo en el intento, pero en cierta forma adopto a su hermano Ramiro como su hijo y eso porque desde muy temprana edad lo tomaba de la mano y subía las pendientes de este pueblucho hasta dejarlo en la puerta del colegio, pero ahora son mayores, Ramiro acogido por un ángel en sus alas se quedo y ahora la fotico de Ramiro con un sombrero pantaloneta y zapatos de charol permanece junto a la del hombre que una vez quiso.
Gloria cumplió cincuenta años, junto a su cama tiene dos frascos de mataratas, en pijama y mirando la decoración fijamente, se acuesta y un temblor recorre todo su cuerpo y en vano agarra las sabanas para no gritar.
Hoy escucho the cure mientras sacan a gloria de su casa tapada con las mismas sabanas que vomitó hace dos días. 2004

jueves, 4 de junio de 2009

Retazos de marasmos

Este relato hace parte de una serie de cuentos escritos en agosto del 2008, es el relato final de pacho, además incluye un escrito de manolo otro personaje que hace parte de la misma.

20 de diciembre
Estabas de perfil, el sol vomitaba los rayos en tu rostro y allá en la lejanía de estas montañas se veía el pueblucho en el que hemos nacido, la iglesia parecía sacada de un cuento, asentada en medio de la masa, en la humarada de las empresas, la niebla que pasaba de aquí para allá, como si tuviera algo que hacer, no dejaba ver la gente que daba vueltas caóticas con sus quehaceres, quizá en la bruma que los envuelve iban pensando qué era lo próximo que harían, otros como robots programados simplemente cruzarían el parque para comprar comida, sin pensar nada, solo en los frijoles en el arroz y las papas que llevarían a casa. Me arriesgo temblando hacia vos, caminando y el viento parecía que iba a mover la piedra donde estabas sentada y yo me iría arrastrado con él, no sé cómo alcanzo a sentarme a tu lado, como un perro qué no sabe más de su amo, qué solamente te hace compañía, y veo tus ojos posados en las casitas pequeñitas, me miras y con ternura tu brazo me rodea, mientras yo, niño escuálido y desnutrido te miro con curiosidad, ¿no morirme allí?, en la espesura del viento, hoy que respiro tranquilidad.
Fin de los escritos de francisco

escrito de manolo:
Desde pequeños comenzamos una vida de come mierda, si no cualquiera puede preguntarle a la mamá a ver si pequeños no nos tocamos el pito o la pita (como sea) y luego después de embadurnarnos la manita nos la llevamos a la boca, señoras y señores aprendemos a comer mierda desde pequeños, es algo que ya se quedo en el subconsciente, lo cargamos donde vayamos, también lo cagamos y ni siquiera nos damos cuenta. Durante mucho tiempo pensé que había que dejar de hacerlo, que uno no puede seguir comiéndola toda la vida, que había que cambiar de dieta, y me quise parar en frente de mi salón de clases y gritarle a mi profesor y a mis compañeros que podían largarse a la mierda y aprovechar cuando llegaran pa que se la tragaran toda, que si ellos se aguantaban tanta pestilencia yo no, pero otras cuestiones me abrumaban mucho más y como siempre lo único que hice fue tratar de dibujar un circulo a mí alrededor y decir que de el circulo para allá era la via láctea y del circulo para adentro era el mundo de manolo, pero¿ quien se aguanta un planeta donde es continuamente bombardeado por meteoros?, cuando había encontrado ciertas razones para mí, todo empezó a colapsar, me sentía como si ya la caca me la embutieran, de pronto sonando como la cancionsita de odisea al espacio de Stanley kubric, el muchacho que no mataba una mosca, mato como quinientas de un manotazo. Más adelante cuando ya no quedaban más reseteos, cuando de grito mis pulmones se quedaron estancados de sangre y me tocaba morderme la llaga y rascarme las costras en las esquinas de mis paredes, me contente con lo mismo de siempre aunque siguiera pasando por las mismas calles y ignorando miradas furtivas de personas que me felicitaban, que me saludaban y me decían: como está muchachon, va pa la universidad, Ah sí,y el trabajo como le está yendo, Ah bien, mientras que mi cerebro me decía este man carga mierda y muy fétida, fácilmente puedo decir hay gente que sobra en este mundo y he conocido a varios. Que se puede decir de alguien que nunca aprendió nada que no fuera tratando de hacerlo mediante él mismo, porque todo mundo te puede explicar, a quien no le han explicado alguna vez, pero todo eso se queda de tus oídos para afuera y los libros solamente te sacan de la rutina, no podes aplicarlos a tu vida porque te conviertes en el vomito de muchos otros manes, si se trata de aplicar un teorema filosófico a tu vida hazlo pensando si quien lo escribió haría lo mismo con un escrito tuyo, con uno que no tuviera nada que ver con el autor del best seller.

martes, 10 de marzo de 2009

De la prisa...


Me dicen que corres rápido a tomar el bus, tus cabellos se mueven lentamente como balanceados por la música que escuchas y pequeños destellos luminosos te rodean, es de nuevo tu cabello recién lavado que al levantarse y chocar con tus hombros deja chispas de agua que revolotean como pequeñas estrellas que implosionan y dejan una onda de dulces olores alrededor. En tus oídos escuchas una canción que se llama jigsaw falling into place y corres como líneas rojas y negras en un paisaje en 3d, como bandas magnéticas que pasan de rodillo a rodillo. Miras la hora y sigues rápida bajando y esquivando a las personas que también se mueven deprisa a tomar el bus. Recuerda todas las formulas, recuerda porque se quedo dormida a las dos de la mañana sobre el escritorio estudiando para el parcial de mañana; las ecuaciones de segundo grado se fueron quedando tras sus gafas que reflejaban símbolos en diagonal, hasta que el ejercicio terminó sin respuesta, quien sabe si será ése ejercicio el que le rebaje un punto en el examen. Paras en seco y te ves tan sensual que desde la otra esquina se paran a mirarte, no te importan las miradas, simplemente llevas media hora de retraso y las paredes te gritan: vas tarde, sigues ágil por la carretera y en la cara del mendigo ves que una figura caricaturesca te dice: no te preocupes de la prisa no queda sino el cansancio. Tu figura atraviesa la calle como si fueras lola y en determinado momento se detendría el tiempo de nuevo, retrocederías a donde empezaste y en el sueño una voz te llamaría suavemente para que despiertes, pero sabes que eso solo pasa en las películas, que pronto en vez de terminar igual que la susodicha de cabello rojo, te detendrás frente a un taxi que te llevará a la universidad. Los colores en el asfalto parecen recolectados por la lluvia y marcan ciudades infinitesimales; microscópicas de pintura amarilla y blanca. No te detienes a mirar cómo todo se va quedando estático mientras pasas y hasta las piedras comienzan a levitar en tiempo y momentum infinito, el espacio que te rodea se vuelve amorfo un barrido donde lo intermitente debido a la alta frecuencia se ve como una luz y los carros dejan una ráfaga de colores que te siguen, mientras en algún lugar de tu cuarto el chocolate sigue aún humeante, las cobijas en el suelo y el abrigo que siempre cargas sobre el espaldar de la silla.
Before you are comatoze…
No quieres mirar atrás y tus zapatos de tela negros pasan sobre charquitos de agua, entran con un sonido casi seco, se hunden y en la profundidad la suela alcanza a tocar la negrura del pavimento. No sumergirse uno de inmediato ante la espesura del color negro, ser simplemente un vampiro, simplemente D y camuflarse tras las paredes y esperarte donde empezaste hace un minuto y cuarenta y siete segundos, sostenerte con mis manos vampiresas y levantarte, dejar que te agarres de mi cintura y irnos sobre el caballo de ojos rojos y cuerpo negro plateado.
No se sabe a cuanta velocidad tus pensamientos pasan como rayos de luz en todo tu cerebro, quizá van deprisa como vos, interrogando como pequeños supervisores y anticipándose al próximo movimiento, donde el viento se irá cíclicamente como cuando es traspasado por una cortina de luz y se va con pequeños remolinos, remolinos que se aceleran cuando incrementas tu paso, miras un gallinazo que abre la basura y busca con su pico, dando pequeñas picadas y moviendo la cabeza de arriba abajo y de nuevo hacia arriba.
Saltas la alcantarilla con gran precisión, el audífono izquierdo por inercia se sale del agujero y se enreda en tu cabello, tratas de sacarlo y bajas la velocidad, pero desde la lejanía puedes ver que un hombrecito bajito y moreno grita a estallar pulmones: queda un puesto pal metro, queda uno y hace énfasis en el último, sales disparada, tanto que el audífono se desenreda y empieza a agitarse de aquí para allá al compas de tus tenis, pero justo cuando estás a diez metros de alcanzar tu meta, una mujer llega donde el hombrecito que al ver tan hermosa dama, abre la puerta del taxi y le dice: bien pueda mi amor, ella entra y él cierra la puerta con suavidad mientras el taxista busca la menuda que le ha de dar. Paras de nuevo en seco, un rubor te cubre y te enfureces. Yo desde el taxi deseaba que no llegara la dama con pinta de ejecutiva, pero no puedo hacer más, sus tacones de nueve centímetros te han ganado y por mucho que grites sandeces en tu interior no cambiará la urgencia que tengo de llegar rápido al trabajo y al final no hay chismosos que me cuenten, sino que te veo iracunda tras el parabrisas trasero del taxi y en medio de la risa me repito que se ve hermosa cuando se enoja.
We are a jigsaw falling into place…

domingo, 8 de febrero de 2009

Ventajas de no ser un macho alfa dominante

Puedo pasarme dos horas viendo una bola colombiana y aun puedo decir perfectamente, como si fuera el rojo y amarillo bien delimitados por un azul, que aquel día cuando pasé al frente de su balcón y me miró con esos ojos canela que brillaban y me dejaban a mí con nauseas que perdí todas las bolas por estar pendiente de ese maldito balcón.
Y yo desde ese día establecí como campo de juego para todos aquellos jugadores, pipeadores profesionales el prado que queda al frente de ese balcón. Ella no sale mucho, pero cuando sale todos nos ponemos ariscos, todos miramos donde ella mira, todos queremos saber qué le gusta, y recorre en mi interior un brío, que me convierte en payaso, en campeón de lucha libre, en Murdok el de los magníficos y hasta en asesino en serie. Lo peor es que quedo sin fuerzas y no puedo hacer ninguno de esos papeles y para ajustar sin bolas para jugar. Pero sé que a ellas no le gustan los perdedores y por eso tengo que jugar bajo presión, pues esa mirada al horizonte desde su balcón me recorre y trato de voltear y mirarla y sonreírle, pero no puedo perder la concentración, pues el arroyuelo está completo con nueve bolas a la intemperie listas para ser pipeadas, y con un suave movimiento, sin ignorar la mirada tras mis espaldas, el balín que brillé el día anterior, gris y centelleante se pasa entre mis manos con un poco de arena para que no se me resbale, también traigo el coño (bola llena de huequitos debido a altos niveles de pipeadas); en la misma bolsa que Alfredo el chatarrero me dio cuando me vendió el balín por trescientos pesos, pero concentrado en la acción lentamente dejo el balín en mi mano derecha mientras esculco entre la bolsa el coño, extraído de entre las fauces de una bolsita de cuero, la cual cuida el instrumento que cambiará el destino del balín, el coño de la suerte sale perfectamente, sin obstáculos a chocar contra el cuerpo sólido y pesado del balín, uno o dos golpes y luego entre el corazón y el pulgar sostenido por el índice izquierdo el cuerpo circular grisáceo queda cargado como si fuera una de esas bolas que utilizaban para las catapultas y con los parpados semi cerrados calculo la fuerza de impacto y la dirección correcta, llega el momento esperado, el sudor de los demás jugadores se evapora con el calor, como motores en una grilla de partida tratan de contenerse las ganas de entrar al redil y sacar cuantas más puedan, pero es mi turno y aguardan ansiosamente, sale disparado el balín, catapultado ante un desierto delimitado por un circulo casi perfecto donde las esferas trasparentes , translúcidas por el sol yacen inmóviles, recorre rápidamente el camino y llega hasta el centro mismo del arroyuelo, una bola bogotana recibe el impacto y transmite la energía a las demás bolas, al final hay cinco bolas fuera del arroyuelo y un cuerpo circular grisáceo que queda dando vueltas en el lugar que pertenecía a las demás bolas. Ese día perdí hasta el casis (la cuota de bolas para poder participar en el juego) y como ya había dicho antes a ellas no le gustan los perdedores, es por eso que Victor quien arraso con todos aquel día también arraso con las esperanzas que cargábamos cada uno en nuestro interior de poder ver esos ojitos más de cerca o tan solo de sentarnos al lado de ella a solas en el muro, junto a la cancha y hablar. Al cabo de un buen tiempo, desistí de seguir pasando por ese balcón, ya la sola idea de verla junto a él me producía un dolor interno, pero la serotonina que tiene cada ser humano en la cabeza no deja que ese dolor se forme notablemente como si fuera una llaga o algo así dentro de uno y es por eso que acabamos dejando el asunto a un lado o simplemente termina uno pensando que algún día ella se dará cuenta de lo mucho que ha perdido al haber escogido al ganador, pero eso es simplemente un masturbador mental porque pasa lo mismo con los pelaos que son populares en el colegio, el goleador del colegio o la promesa musical del colegio, pero si alguien sufre de esos males debería verse animal planet, para que vea como el macho alfa mantis (el campeón, el que se volvió popular entre las hembras) tiene relaciones sexuales mientras la hembra mantis se le come el cerebro.

jueves, 22 de enero de 2009

Cuando pasa por las calles le dicen: ELEMENTAL, el problema radica en que para él nada es elemental, todo es oscuro y confuso, todo lo frustra, pues solo anda entre cables de calibre número ocho.
A mil!, a mil!, la arepa con queso, lleve la verdadera arepa de chócolo, compre las empanadas envigadeñas aquí en el envigadeño, bien pueda tome asiento, si en un mes se le raja, viene por un par gratis.
Sigue su camino, evadiendo todo a su alrededor, llega a su toldo y con calma abre su chuzo, de inmediato se activa la alarma, pero con solo presionar el botón adecuado se desactiva, prende un cigarro y se sienta, aquí y allá cables por todos lados. Llega un señor y lo llama: elemental, le vendo este obturador de cinco fases inversas con cuatro bobinas altas y bajas. Sabe que lo que le venden está muy malo, pues encuentra pedazos de aislante regados en la carcasa, lentamente deja el mostrador, se sienta cómodamente en su silla y le dice que no compra basura. Han transcurrido tres horas y no ha vendido nada, de pronto de entre el fondo de su taller un cable se empieza a mover como si fuera una serpiente, se agacha y mira que se está adentrando en un hueco de un zócalo, trata de detener el cable pero se hunde más y más deslizándose en sus manos, toma el resto del cable y lo amarra a una columna, pero mientras lo amarra, otros cables lo atacan, uno empieza subir por sus piernas, mientras otro se le enrosca en su cuello y lo empieza a ahorcar, él trata de soltarse, pero son esfuerzos en vano, los cables lo han inmovilizado y empieza a ver una luz, pero esta luz no es la que le manda Dios a los que están pa’ morirse, ni tampoco la perdida de neuronas que cuando se van extinguiendo sueltan un gas que lo ponen a ver luces a uno, nada de eso, los nano robots que tiene insertados en todo su cuerpo han lanzado una señal de emergencia para que el Agdar (ángel guardián de acción rápida) reaccione y descargue miles de voltios en los cuerpos que lo abrazan, no sé sabe por qué su Agdar está tan lento para ir en su rescate, ¿será que le entró un virus?, ¿será que se descargó y la ups(Uninterruptible Power Suply) no funcionó? dadas las circunstancias si estuviéramos viendo un programa de televisión veríamos unas letricas en japonés parecidas a unas comillas y al lado la traducción al español: continuará, pero no, esto es la vida real y de inmediato otros cables, unos más poderosos; unos que son de dos, tres y hasta cuatro líneas, todos encauchetados lo levantan y lo llevan cargado, parece levitando entre eses. Sus ojos están entre abiertos y entre cerrados, se deja llevar y mientras tanto piensa a dónde lo llevarán y cuando tratan de sacarlo, se chocan contra un anaquel, retroceden para coger impulso y cuando arrancan a toda velocidad, su cuerpo emite la última llamada de emergencia, la cual activa en su piel unos termo transmisores que lo calientan a un grado tal que los cables lo sueltan de inmediato y él cae en seco contra el piso, se despierta rodeado de cables, a su silla se le quebró una pata mientras él dormía con los pies recostados en el mostrador.
Podría vivir un poco mejor con los mitos y las mentiras,
cuando la oscuridad se rompió dentro, analicé y acabo de grito
Podría vivir un poco en una línea más ancha
Cuando se va el cambio, cuando se va el impulso,
Para perder el control. Cuando aquí venimos.
Ian curtis

domingo, 18 de enero de 2009

Marta es cosita seria

Marta se levanta temprano, antes que los obreros pasen, antes que su hermana se vaya para el trabajo, permanece sentada en su cama y piensa en lo mucho que tiene para hacer, es un corto respiro y un gran suspiro el que la levanta de la cama y con temple, bravura heredada de muchas décadas atrás, segura en las tinieblas traspasa el marco de su puerta y pasa por los corredores, mientras la luna azulada aún entra por el patio y traspasa las tejas, ya se acostumbró al ruido matutino de la fabrica, la cual yace como un rumiante de noche y de día.

Esta es Margara, hermana de Marta, de pelo corto y una mirada irritante, aquellos que pasan a su lado piensan que ella se trago un limón, pues en su rostro el mal carácter dejo huellas que la hacen ver ácida, se levanta y lo primero que hace es sentarse a tomar una taza de chocolate que Marta ya ha preparado. El uniforme aplanchado permanece colgado al lado del baño, Maragara deja la taza sobre la mesa y entra al baño, primero pasa un pie por el chorro y luego el otro, ella piensa que como se acabo de levantar uno no puede meterse de una al chorro, pues puede torcerse algún músculo y quedarse así por el resto de la vida, por eso es meticulosa, primero un pie, luego el otro, luego una mano y así hasta que se empapa completamente. Faltan cinco para las seis y Margara sale deprisa para la fabrica que queda a una cuadra de su casa, mientras Marta trabaja y trabaja tres muchachos duermen, uno gordo, uno flaco y otro flaco y pequeño, el pequeño está en tercero de primaria, el flaco en quinto y el gordo en séptimo, al gordo le gustan las revistas de porno y mantiene dos o tres bajo la cama, al flaco le gustan los albunes de Tundercats, mientras que el pequeño le gusta hacer montañas con las cobijas gruesas y gastadas con que duerme.

Marta tiene un amante dos casas mas allá de donde vive ella, el hombre de estatura promedio trabaja guadañando prados, moreno y de barba dispersa, es tranquilo y paciente, no le importa lo que digan los vecinos, sabe que Marta es solo para un rato, pues piensa que el hombre es como la hierba, después de cierto tiempo se balancea de aquí para allá con cualquier vientecito y es por eso que no pierde el tiempo tratando de alargar sentimientos y por eso los corta con los hilos de su guadaña. los martes se encuentra con Marta a las cuatro en punto, le da un licor y se van directo para el colchón, mientras una vecina los mira desde la terraza vez tras vez.