Quizá eso fue todo,
Un movimiento arrítmico, que formó innumerables huracanes,
Huracanes que pasan las montañas,
Que nos envolvieron entre sus brazos como dos locos,
Y no fueron solo las montañas las que se dividieron,
Fueron estos años de intransigencia,
Años de mutuo aniquilamiento.
Un fuerte viento,
Que se convirtió en tempestad,
Nos levanto por lo alto dejando miles de ruinas a su paso,
Ruinas que examino como si hubiera un tesoro,
Pero es en vano,
Pues la única verdad es que nunca hay,
Nunca hubo,
De eso si estoy seguro,
Es demasiado romántico decir que existió un tesoro,
El fuerte viento ha pasado ya y todo se lo llevo,
Todo a su paso, sin misericordia.
marasmos espasmodicos mentales
lunes, 16 de enero de 2012
domingo, 7 de agosto de 2011
El abandono
Ahora no hay sobresaltos,
Solo casas derruidas,
Hierba que invade y no deja,
Apoderada de este abandono.
La mirada caída,
Oxidado, acongojado por la lluvia,
Que si me quedo quieto me consume la tristeza,
Cuando el viento frio me abraza,
Para no olvidar este abandono.
Este es el camino de los espinos,
Que solo brinda cortes y aguijones,
Pequeños puñales,
Para saber que no he muerto.
Y solo pienso en puñales,
En veneno para mis venas,
En un salto desde el peñasco,
Un salto mortal rápido y sereno.
Solo casas derruidas,
Hierba que invade y no deja,
Apoderada de este abandono.
La mirada caída,
Oxidado, acongojado por la lluvia,
Que si me quedo quieto me consume la tristeza,
Cuando el viento frio me abraza,
Para no olvidar este abandono.
Este es el camino de los espinos,
Que solo brinda cortes y aguijones,
Pequeños puñales,
Para saber que no he muerto.
Y solo pienso en puñales,
En veneno para mis venas,
En un salto desde el peñasco,
Un salto mortal rápido y sereno.
jueves, 21 de abril de 2011
DESPECHO
Voy a correr tus besos fuera de mí,
Así me toque rasparme la cara contra el asfalto,
A desvanecer cada susurro,
Y a dejar que tu cara se diluya en el vomito de mi borrachera.
Cortaré de tajo la planta que sembramos
Y mientras tratas de acomodar las cosas,
Intentando dejar todo en su lugar
Me beberé la savia,
Tus protocolos me dan alergia,
Tus disimulos me dan nauseas
No te acerques porque ya no sos nada.
Porque tratas de hacer creer que todo esta bien?
De que hemos acabado de la mejor manera?
De que siempre estaremos ahí,
Que jamás nos olvidaremos el uno al otro.
Pues este final feliz esta solo en tu mente,
Aquí estoy yo para reírme en tu cara a carcajadas,
Para darte coces en los aguijones.
Así me toque rasparme la cara contra el asfalto,
A desvanecer cada susurro,
Y a dejar que tu cara se diluya en el vomito de mi borrachera.
Cortaré de tajo la planta que sembramos
Y mientras tratas de acomodar las cosas,
Intentando dejar todo en su lugar
Me beberé la savia,
Tus protocolos me dan alergia,
Tus disimulos me dan nauseas
No te acerques porque ya no sos nada.
Porque tratas de hacer creer que todo esta bien?
De que hemos acabado de la mejor manera?
De que siempre estaremos ahí,
Que jamás nos olvidaremos el uno al otro.
Pues este final feliz esta solo en tu mente,
Aquí estoy yo para reírme en tu cara a carcajadas,
Para darte coces en los aguijones.
domingo, 30 de enero de 2011
ENTRE LOS MUERTOS
Cuando entre los muertos,
una voz dulce me despierta,
estrellado y taciturno,
busco entre los mundos,
de imaginarias épocas,
de asperezas y recónditos lugares,
ecos que pasan,
ecos que transportan aires de libertad.
Hoy que entre los muertos
tu voz me alcanza,
que me disponía a caer al túnel de la incertidumbre,
y que fieras me corroen al interior,
lánguidas y recurrentes llegan hasta mí,
donde todo tenía explicación,
este sueño del que no quiero despertar.
Y qué será,
qué será, cuando en los aires caen cenizas,
y un cielo rojo con tus tintes se desborda,
un volcán con un calor que nos consume
y aunque nos quememos,
desearemos freírnos a fuego lento.
una voz dulce me despierta,
estrellado y taciturno,
busco entre los mundos,
de imaginarias épocas,
de asperezas y recónditos lugares,
ecos que pasan,
ecos que transportan aires de libertad.
Hoy que entre los muertos
tu voz me alcanza,
que me disponía a caer al túnel de la incertidumbre,
y que fieras me corroen al interior,
lánguidas y recurrentes llegan hasta mí,
donde todo tenía explicación,
este sueño del que no quiero despertar.
Y qué será,
qué será, cuando en los aires caen cenizas,
y un cielo rojo con tus tintes se desborda,
un volcán con un calor que nos consume
y aunque nos quememos,
desearemos freírnos a fuego lento.
sábado, 22 de enero de 2011
DIA Y NOCHE
En la noche
En la noche quiero ser guerrero,
De altas penumbras y eternas batallas,
En la noche me remonto al viento como ave de presa,
Con mis alas acaricio hermosos valles,
Y en la noche me aparezco,
Cual animal nocturno,
Extraño y mezquino.
En el día
En el día se me desborda la sangre,
Por cada poro respiro un aire viciado e inútil,
En el día levanto campamento en tus tierras,
De grandes cañadas y abismales trayectos,
En el día traigo con migo tus alas,
Y recuerdo estas tierras,
Y recuerdo las cascadas…
Y ansío ahogarme en los pantanos…
Vuelve de nuevo la noche,
Y yo aniquilado por el sol,
me adentro en las aguas turbias,
invado tus cavernas,
y no existe lo finito,
inconmensurables y eternas.
En la noche quiero ser guerrero,
De altas penumbras y eternas batallas,
En la noche me remonto al viento como ave de presa,
Con mis alas acaricio hermosos valles,
Y en la noche me aparezco,
Cual animal nocturno,
Extraño y mezquino.
En el día
En el día se me desborda la sangre,
Por cada poro respiro un aire viciado e inútil,
En el día levanto campamento en tus tierras,
De grandes cañadas y abismales trayectos,
En el día traigo con migo tus alas,
Y recuerdo estas tierras,
Y recuerdo las cascadas…
Y ansío ahogarme en los pantanos…
Vuelve de nuevo la noche,
Y yo aniquilado por el sol,
me adentro en las aguas turbias,
invado tus cavernas,
y no existe lo finito,
inconmensurables y eternas.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Trescientos dos
En la noche sus manos se juntaron como si fueran olas que llegan a la orilla, se encontraron quizá curiosas aún de tocar y llevar más allá el impulso químico que las arrastra a un no sé qué no sé donde en cierta parte del cerebro y otras partes más pueriles y menos santas, pero un sonido de repente estallo en la otra alcoba, hizo que el encanto se perdiera, un sonido parecido a un silbido agudo penetro todas las alcobas y por falta de documentación y evidencia no se puede afirmar si otras parejas que estaban aún cabalgando en las buenas carreras de vientos y dunas también se vieron afectados, como despertados de un sueño los amantes se miraron de pies a cabeza y se sintieron como Adán y Eva cuando cayeron en la maldad y se dieron cuenta que estaban desnudos, él salió a ponerse los interiores y ella aún más extremista se enrolló una cobija alrededor, el sonido parecía pasar por ciclos, primero daba una vuelta y luego volvía, intrigados los dos se acercaron más hasta que con las orejas contra la pared pasaron a ser espectadores. Lastimosamente solo escuchaban el silbido, que constantemente daba vueltas y giraba por el recinto, repitiéndose por intervalos de tiempo iguales, de pronto se escucho un golpe como si fuera una palmada contra una mesa y luego le siguió un grito de una mujer que por su forma jadeante uno se imaginaría que había encontrado el amante perfecto o que su novio se mueve a satisfacción total, a penas se escucha esta mujer delirar y pedir más y más, los novios sonrientes se miran uno a otro y vuelven a la cama, pero es solo en el instante mismo en que ya cuando todo iba a continuar con el ritmo natural que habían dejado atrás, vuelve el silbido más profundo y agudo que antes, pero con una voz ronca que daba gritos de placer, ambos escuchan un quejido como de dolor y corren a escuchar éste sonido contra la pared para no perder ningún detallé, esta vez no tuvieron tiempo de taparse, ambos querían saber por qué se escuchaba éste ruido tan particular, a él le da asco y ya con la flacidez mental y física va y se pone los interiores, pensando que debe haber un depravado en la otra habitación haciéndole quien sabe que cosas a una muchacha que por las circunstancias cayo bajo sus redes, su novia rompe el silencio y le dice que él por qué nunca hace ruidos de placer, él con ironía la mira y mientras se viste le dice que él no hace ese tipo de payasadas y enojado se entra para el baño, el ruido sigue ahí cíclico como antes y cuando sale del baño la encuentra vestida y lista para salir, de pronto se escucha un golpe como el de antes y de inmediato una voz suave casi a punto de estallar, él novio enojado pues todo se había terminado, con un pequeño dolor le dice a su novia que no quiere pelear, que quiere irse ya, ella histérica no le dice nada, bajan las escalas y llegan hasta la recepción, él saca el dinero y procede a pagar, mientras se preparaba para recibir el vuelto, la recepcionista contesta el teléfono y con una seña le dice que por favor la espere un segundo, la llamada no fue muy larga, ella cuelga con una sonrisa mientras lo mira, llama a una de las empleadas y le dice que vaya a cambiar a los de la trescientos dos por que se les daño el televisor, con pena le da la devuelta y le desea un muy buen día. Él mirando hacia el suelo y sonrojado le desea lo mismo.
lunes, 1 de noviembre de 2010
El hombre del pantano
"Desperté en la misma vida en que me había dormido.
Hasta mis soñados ejércitos sufrieron derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta -hasta esa vida"
Pesoa
Había un hombre que vivía al lado de un pantano, en su vida nada fue fácil, nada fue como él quiso y la abundancia en su vida siempre se vio aquejada por resultados poco satisfactorios, incluso si lo describimos desde el punto de vista nuestro, la vida siempre lo sorprendió con cosas buenas y malas, pero para él, siempre en su interior fue algo que quisiera olvidar y jamás sacar a relucir.
Un suspiro instantáneo le sobrecoge el cuerpo cuando mira hacia atrás, su mirada triste carga una melancolía que jamás supo ocultar, cada día observa sus manos con detenimiento, piensa en las grandes cosas que ha hecho y en los cuerpos que ha hecho suspirar, piensa en los sobresaltos nocturnos de lubricas noches, esencias casi fantasmales le recorren de pies a cabeza y sus ojos como petrificados reflejan las tan conmemoradas noches, pero es la soledad quien le ha brindado tan bellos y altos momentos de sangre que hierve a fuego lento. En ausencia de oídos, en ausencia de mentes listas para escuchar una palabra, habla solo, sabe que a nadie va a despertar y se contesta a sí mismo, a veces se odia, pues no se responde sino que asume que todo es verdad hasta que el ensueño desaparezca y vea como la vida continua, cómo sin él, las plantas, los grillos, los arboles siguen su propia vida, y no les importa que se quede allí plantado mirando para el suelo, con la mirada fija. Él ya no es el mismo, cuando todo fue estable, cuando las palabras que pronunció fueron fuertes y agiles y caminaba con aires de superioridad, cayó en picada y ahora hasta sus manos son diferentes.
En la bastedad de la oscuridad, en los miles de aullidos de la noche, se ha encontrado cavando en las inmensidades, huecos de profundas cuencas, las manos arenosas buscan como taladros, inquietas por saber en donde han quedado sus raíces, por saber en tan inmenso lugar por qué él es único que no tiene raíces, por qué los árboles lo han rechazado y su vida se ha perdido, jamás la encontrará y ese el miedo que más lo sobrecoge, una humillación constante de saber que se quedará y jamás será devorado, porque lo que no pertenece a este mundo que lo rodea, está condenado a estar en el paisaje, pero nunca a hacer parte del mismo, es la lluvia quien le muestra cuan inútil es su búsqueda porque a medida que escarba el hueco se llena de agua y la tierra se estremece y tapa el hueco, con un trueno los arboles de grandiosas voces le gritan que se vaya, que aquí no pertenece y mientras la lluvia le quita el fango de su frente, entre lamentos y lagrimas se va para su choza en medio del pantano.
y sin raíces busca donde plantarse, donde quedarse inmóvil porque no quiere volver, acongojado se mira irradiado por las estrellas inamovible y estático hasta que pueda nutrirse, porque toda vida sobre la faz de la tierra lleva consigo su propia carga y ya herrumbroso aún de no recibir respuesta, se marcha cargando con su pena como un bulto de panela.
¿A dónde vas hombre con tu bulto?,
Pues hombre a descargar la panela,
Es que cansado y marchitado me encuentro.
No me sorprende que algún día caigas como una hoja,
Sobresaltado en la espesura de la maleza.
Hasta mis soñados ejércitos sufrieron derrota.
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados.
Hasta la vida sólo deseada me harta -hasta esa vida"
Pesoa
Había un hombre que vivía al lado de un pantano, en su vida nada fue fácil, nada fue como él quiso y la abundancia en su vida siempre se vio aquejada por resultados poco satisfactorios, incluso si lo describimos desde el punto de vista nuestro, la vida siempre lo sorprendió con cosas buenas y malas, pero para él, siempre en su interior fue algo que quisiera olvidar y jamás sacar a relucir.
Un suspiro instantáneo le sobrecoge el cuerpo cuando mira hacia atrás, su mirada triste carga una melancolía que jamás supo ocultar, cada día observa sus manos con detenimiento, piensa en las grandes cosas que ha hecho y en los cuerpos que ha hecho suspirar, piensa en los sobresaltos nocturnos de lubricas noches, esencias casi fantasmales le recorren de pies a cabeza y sus ojos como petrificados reflejan las tan conmemoradas noches, pero es la soledad quien le ha brindado tan bellos y altos momentos de sangre que hierve a fuego lento. En ausencia de oídos, en ausencia de mentes listas para escuchar una palabra, habla solo, sabe que a nadie va a despertar y se contesta a sí mismo, a veces se odia, pues no se responde sino que asume que todo es verdad hasta que el ensueño desaparezca y vea como la vida continua, cómo sin él, las plantas, los grillos, los arboles siguen su propia vida, y no les importa que se quede allí plantado mirando para el suelo, con la mirada fija. Él ya no es el mismo, cuando todo fue estable, cuando las palabras que pronunció fueron fuertes y agiles y caminaba con aires de superioridad, cayó en picada y ahora hasta sus manos son diferentes.
En la bastedad de la oscuridad, en los miles de aullidos de la noche, se ha encontrado cavando en las inmensidades, huecos de profundas cuencas, las manos arenosas buscan como taladros, inquietas por saber en donde han quedado sus raíces, por saber en tan inmenso lugar por qué él es único que no tiene raíces, por qué los árboles lo han rechazado y su vida se ha perdido, jamás la encontrará y ese el miedo que más lo sobrecoge, una humillación constante de saber que se quedará y jamás será devorado, porque lo que no pertenece a este mundo que lo rodea, está condenado a estar en el paisaje, pero nunca a hacer parte del mismo, es la lluvia quien le muestra cuan inútil es su búsqueda porque a medida que escarba el hueco se llena de agua y la tierra se estremece y tapa el hueco, con un trueno los arboles de grandiosas voces le gritan que se vaya, que aquí no pertenece y mientras la lluvia le quita el fango de su frente, entre lamentos y lagrimas se va para su choza en medio del pantano.
y sin raíces busca donde plantarse, donde quedarse inmóvil porque no quiere volver, acongojado se mira irradiado por las estrellas inamovible y estático hasta que pueda nutrirse, porque toda vida sobre la faz de la tierra lleva consigo su propia carga y ya herrumbroso aún de no recibir respuesta, se marcha cargando con su pena como un bulto de panela.
¿A dónde vas hombre con tu bulto?,
Pues hombre a descargar la panela,
Es que cansado y marchitado me encuentro.
No me sorprende que algún día caigas como una hoja,
Sobresaltado en la espesura de la maleza.
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